reivindicado. El olvido
tiene muelas
impunes, y
el hidrógeno sabe
guardar silencio,
como una tumba en primavera.
Pero si
alguna vez
has mordido un caramelo en la oscuridad,
ahora mismo
puedes conjurar cómo cruje
cualquier trozo del sol, cualquier
cristal tornasol, cómo cruje, mientras
irradia dulzura
a los dobleces de la lengua. Entonces
le has partido toda su perra madre al buda que encontraste en el camino, y conoces
la naturaleza del cronómetro, y
el vuelo de la golondrina.
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