viernes, 26 de septiembre de 2014

Cementerio


En este cementerio
-porque eso es lo que es-,
hay flores diminutas
que bailan chachacha,
flores que deambulan,
buscando con quién platicar.

En este cementerio
-porque así se le dice-,
jadean animales heridos,
con la lengua de fuera.
Tristes sus oídos
recuerdan lo que fue rugir,
así, ante la infinitud
de la chingada,
a sabiendas
de que por casi un segundo
han sido el sol.

En este cementerio
-no hay tiempo para negarlo-,
las ansias son dictadura y
las apuestas
se dejan en un sobre sellado. Y
no por haber olvidado
la dirección,
se deja de enviar.